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Las ciudades necesitan bosques, la gente necesita áreas verdes. De hecho, el
color verde se asocia a menudo con el bienestar y con sentimientos positivos: es el color del equilibrio, la armonía y el crecimiento. Las ciudades verdes son estratégicas para las comunidades urbanas y tienen un papel clave para nuestro futuro. El reverdecimiento de nuestras ciudades abarca todos los aspectos de la vida urbana: no solo la ecología, sino también la economía, la cultura, la arquitectura, la psicología, la educación, la salud y la sociedad. Cuando una ciudad invierte en bosques periurbanos, parques urbanos, corredores verdes y azules, árboles en las calles y plazas públicas, jardines privados, patios y otros espacios verdes con árboles, techos verdes y edificaciones ecológicas, la infraestructura verde resultante
mejora la calidad de los lugares donde vivimos, trabajamos y nos entretenemos.
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Los árboles y los bosques son la columna vertebral de esta infraestructura verde y son actores clave en el contexto del paisaje urbano. Son elementos esenciales de la forma, dinámica y arquitectura de las ciudades. A fin de asegurar que todos podamos disfrutar de los beneficios de las áreas verdes urbanas existentes y nuevas, los urbanistas deben prestar atención a su distribución equitativa y a su accesibilidad. Cuanto más verde es una ciudad, mayor es su resiliencia.